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La Vida Despues de un ACV

La vida después 
de un ACV

La vida continua después de un 
accidente cerebrovascular (ACV)

Vivir con debilidad de brazo y/o piernas

La presencia de debilidad tras un ACV es uno de los síntomas más discapacitantes, ya que puede impedir la locomoción, vestimenta, aseo personal y alimentación; es decir, las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria, y con esto la pérdida de la independencia del paciente


En el primer estadio después del ACV los músculos afectados además de estar débiles tienen un tono disminuido, lo que llamamos flacidez, pero con el correr de las semanas y meses ese tono aumenta y los músculos se vuelven hipertónicos, lo cual llamamos espasticidad. Esta espasticidad en algunos puntos es 
beneficiosa, pero si es muy severa además de dificultar una buena rehabilitación genera dolor, posturas viciosas e impide una adecuada recuperación funcional. Por otro lado, la flacidez puede llevar a hipermovilidad de articulaciones y a esguinces o luxaciones asociadas. Una complicación frecuente es el 
hombro doloroso.

El tratamiento de rehabilitación motora incluye:

  • terapia ocupacional
  • fisioterapia 
  • posicionamiento adecuado
  • ejercicios
  • inyecciones de toxina botulínica
  • férulas u ortesis: dispositivos especiales que ayudan a posicionar y dar soporte a las articulaciones
  • métodos de soporte en caso de ser necesario (bastón, trípode, andador, silla de ruedas)

Riesgo de caídas
Debe realizarse siempre una evaluación del riesgo de caídas, ya que el 70% de los pacientes con ACV se caen dentro de los 6 meses del alta hospitalaria o en rehabilitación; esto, sumado a la alta prevalencia de osteoporosis en pacientes con ACV, aumenta el riesgo de fracturas y otras lesiones. Existen distintos 
tipos de dispositivos adaptados a las necesidades de los pacientes: a) bastón de un solo punto, b) bastón de 3 o 4 puntos, c) andadores de 2-4 ruedas, d) sillas de ruedas manuales y e) sillas de ruedas eléctricas.

Férulas u ortesis
Las ortesis pueden ayudar a sostener y estabilizar los músculos que se han debilitado o que han desarrollado espasticidad después de un ACV. Pueden apoyar y estabilizar la extremidad para ayudarla a funcionar mejor.
 

Soluciones para espasticidad
La espasticidad no aparece en el período agudo, sino que es un fenómeno que se va desarrollando con el correr del tiempo; y lleva a que el paciente pueda sentir dolor y posturas en contracción. Uno de los pilares fundamentales en el tratamiento es la aplicación de toxina botulínica. En los músculos de los 
miembros superiores, se recomienda para mejorar el rango de movimiento al vestirse y durante la higiene. En los miembros inferiores, para reducir la espasticidad de los músculos que interfieren con la función de la marcha. El tratamiento farmacológico es más beneficioso para aquellos con espasticidad 
generalizada, pero su uso puede ser limitado debido a los efectos secundarios (por ej., sedación). Los fármacos más utilizados son el baclofeno, dantroleno y tizanidina, aunque son drogas poco conocidas fuera del ámbito médico. La terapia intratecal con baclofeno puede reservarse para aquellos pacientes 
con espasticidad grave que no responden a otras intervenciones. La movilización pasiva y el uso de férulas son de utilidad para evitar las contracturas dolorosas.

Donde obtener ayuda

Dónde obtener ayuda

El neurólogo determinará previo al alta el dispositivo de rehabilitación que más se adapte a la situación actual del paciente. Si así no fuera, es recomendable una consulta con un neurólogo o fisiatra para que arme un plan de rehabilitación apropiado.